Siguiendo con las publicaciones que venimos realizando, y
aprovechando que se viene el Cuarto Mega Festival de Cine Anime de Formosa,
queremos acercamos al lado más humano del director Hayao Miyazaki y a las
anécdotas que han marcado el desarrollo de su estudio de producción
Seguramente creen conocer a Hayao Miyazaki, pero no es así. En
Katana Street te comentaremos unas cosas interesantes para que lo vayas
conociendo un poco mas...
...
Su cine nunca ha sido comercial en Argentina como sí lo ha
sido en Japón - por ejemplo, La princesa Mononoke compitió en la taquilla con
Titanic en el año de su estreno, 1997, y ambas películas recaudaron una
cantidad de dinero muy parecida (y millonaria), aunque ciertamente es un autor
familiar para la mayoría de aficionados y un dios para quienes consumen más
anime que litros de agua por día. Conocemos sobre todo sus películas más
emblemáticas como lo son - Mi vecino totoro, Ponyo, Porco Rosso, Nausicäa, etc.
y nos emocionamos con sus historias y su estética, pero el hombre siempre ha
permanecido en un segundo plano. La discreción japonesa es proverbial. Sin
embargo, Miyazaki guarda una historia asombrosa, rica y por momentos
enternecedora. Aprovechando que venimos organizando un nuevo mega festival de
cine anime, el que será el cuarto festival de esta saga de eventos donde se
celebra el arte del anime.
Hayao se ha retirado, aunque Studio Ghibli seguirá
produciendo durante muchos años, nos acercamos a su figura privada, su espacio
de trabajo y sus curiosidades menos conocidas para completar un retrato
sentimental muy necesario.
1. Miyazaki no escribe guiones de sus películas
Dice que no tiene tiempo para detallar lo que va a pasar
plano a plano. Lo que sí hay son esbozos primarios e ideas generales que se van
completando y dialogando sobre la marcha. Si el secreto para conseguir obras
maestras es no utilizar storyboard ni tener la historia escrita de antemano,
esta es la demostración.
2. Y no admite cortes en ninguno de sus montajes
Al dirigir su propio estudio, las películas de Ghibli se
exhiben y se comercializan tal como quiere el director. Pero ese control, a
priori, no es posible cuando se licencia una película para el mercado
internacional, por temas de censura, restricción de edades o similares. En todo
caso, eso no va con Studio Ghibli o Miyazaki: Cuentos de Terramar, de su hijo
Goro, tuvo una calificación para mayores de 13 años en Estados Unidos sólo por
una escena de violencia (que no se pudo cortar). Y es que después de las
mutilaciones que sufrió Nausicäa del Valle del Viento en 1984 en manos de
Miramax, Miyazaki se encargó de enviar un obsequio al estudio: una caja con una
espada de samurái con una sencilla nota, “no más cortes”. Y nunca más los hubo.
3. Ghibli es mejor que Disney
En principio se dijo que Studio Ghibli era el equivalente a
la factoría Disney en Japón, pero poco a poco el ya poderoso studio Ghibli, se
fue abriendo paso internacionalmente hasta borrar literalmente a Disney del mapa y es que es cierto. La mejor
animación es la japonesa, y desde los orígenes, contrario al discurso Estado anídense,
que dice cosas como que los personajes de Osamu Tezuka, están inspirados en los
de Disney, también dicen lo mismo de Miyazaki, cosa que es una total mentira, además
cualquiera que conozca el anime vagamente sabrá que mucho del catálogo Ghibli
se ha licenciado en Estados Unidos por parte de Disney, con excepción de algunas
películas, como por ejemplo "La colina de las amapolas" (2011). Según
Disney, no era comercial y no iba a dar beneficios. Resulta que recaudó 61
millones de dólares.
4. Taquillazos a montones
En Japón, Studio Ghibli es una máquina de hacer dinero. De
entre las 15 películas más taquilleras de la historia en el país, 8 pertenecen
a Miyazaki o sus colaboradores. La más vista es El viaje de Chihiro, que
recaudó 274 millones de dólares en todo el mundo, la mayor parte sólo en Japón.
Más datos: en 1992, la película que había generado más dinero en Japón era
E.T., hasta que la desbancó Porco Rosso. Más arriba ya se ha dicho que la
competición entre La princesa Mononoke y Titanic también fue gloriosa. En esta
historia, siempre ganan los buenos.
5. Problemas con los Oscar
En 2002, Miyazaki no quiso presentarse en la gala de entrega
de los Oscar, en la que El Viaje de Chihiro competía en la categoría de mejor
película de animación. Finalmente ganó, pero el director no recogió la
estatuilla: su boicot era una forma de protesta por la invasión de Irak por
parte de Estados Unidos. El Viaje de Chihiro es, además, la única película no
occidental que ha ganado un Oscar y un Oso de Oro en el festival de Berlín en
la misma temporada.
6. Voz de pollo
Más sobre El Viaje de Chihiro. Como estas películas hay que
verlas en versión original, igual se recuerda que la voz de la madre de Chihiro
era particularmente reconocible, así como gangosa. La dobladora original,
Yasuko Sawaguchi, la consiguió enunciando todas sus líneas de diálogo mientras
masticaba muslos de pollo frito.
7. Niños inspiradores
Chihiro, la niña protagonista de la película, estaba
inspirada en una hija pre-adolescente de unos amigos íntimos de Miyazaki. Y
Sosuke, el personaje de Ponyo en el Acantilado, es una representación de su
hijo Goro cuando tenía cinco años.
8. Contra lo digital
Como todos los que verdaderamente son holik del anime saben
que a mediados de los 90 hubo un boom de lo digital en la animación japonesa, y
el concepto CG se hizo muy popular. Hoy, casi todas las películas y las series
son 100% digitales, es decir, con gráficos generados por ordenador o dibujados
(y posteriormente retocados) directamente en la pantalla. Pero para Miyazaki
eso directamente es un sacrilegio, y sólo se permite que un 10% del metraje sea
digital. Todo lo demás está hecho artesanalmente, a mano.
9. ¿Chocolate o café? una más de los yankees
Censura absurda por parte de Disney: en la versión americana
de Nicky, Aprendiz de Bruja, hay una escena en la que la niña pide una taza de
chocolate caliente. Pero en la versión original japonesa lo que pide es una
taza de café. En Disney consideraron que no era conveniente que los niños
bebieran café y cambiaron esa línea en el doblaje, lo cual también es una forma
de identificar la versión censurada de la versión original.
10. Adaptaciones literarias tardías
Muchas de las películas de Studio Ghibli son adaptaciones
literarias: Cuentos de Terramar, obviamente, está basada en las novelas de
Ursula K. LeGuin, mientras que El Castillo Ambulante parte de una serie de
libros de Diana Wynne Jones. Pero la más difícil de hacer fue Arrietty y el
Mundo de los Diminutos, inspirada en una novela de Mary Norton. Hayao Miyazaki
e Isao Takahata la descubrieron y leyeron hace más de 40 años, y entonces ya
supieron que valía la pena transformarla en película. Pero tardaron cuatro
décadas en tomar la decisión final y llevarla adelante.
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